Domingo de Adviento: significado, origen y símbolos de una espera luminosa
Cada año, cuando noviembre comienza a apagarse y el mundo parece abrigarse para el invierno, los cristianos inician un tiempo especial: el Adviento. Un periodo de preparación interior que no depende del ruido ni del calendario comercial, sino de un ritmo más profundo: la espera del nacimiento de Jesús.
¿Qué es el Adviento?
El Adviento es un tiempo litúrgico que dura cuatro semanas y marca el comienzo del año en la Iglesia. No es solo una cuenta atrás hacia la Navidad; es una invitación a preparar el corazón, a volver a la esperanza y a redescubrir la luz que llega incluso en las épocas más frías del alma.
Este tiempo está formado por cuatro domingos, cada uno con su propio mensaje, que van guiando al creyente hacia el misterio del 25 de diciembre.
¿Cuándo se celebra el primer Domingo de Adviento?
El primer Domingo de Adviento se celebra el domingo más cercano al 30 de noviembre, entre el 27 de noviembre y el 3 de diciembre.
A partir de ese día, comienzan oficialmente las semanas de preparación para la Navidad.
Un origen antiguo: raíces del Adviento
El Adviento tiene sus primeras huellas en los siglos IV y V, cuando varias comunidades cristianas comenzaron a dedicar semanas de ayuno y oración antes de la celebración de la Encarnación.
A lo largo del tiempo, este periodo se fue organizando de manera más uniforme hasta adquirir la forma actual de cuatro semanas.
Su significado combina dos movimientos:
- Mirar hacia atrás, recordando la espera del pueblo de Israel por el Mesías.
- Mirar hacia adelante, esperando la venida definitiva de Cristo al final de los tiempos.
Así, el Adviento no es solo memoria: también es esperanza.
Las velas de Adviento: un lenguaje de luz
Uno de los símbolos más conocidos es la corona de Adviento, una estructura circular —normalmente de ramas verdes— que sostiene cuatro velas. Cada una se enciende en un domingo distinto, como si la luz fuera conquistando poco a poco la oscuridad.
Las velas suelen tener estos significados tradicionales:
1. Primera vela: la Esperanza
Representa el anhelo del Mesías y la certeza de que la promesa de Dios no falla.
2. Segunda vela: la Paz
Recuerda que Jesús es el “Príncipe de la Paz” y que su llegada trae armonía al corazón.
3. Tercera vela: la Alegría
Conocida como Gaudete, se enciende con un matiz más festivo, como un susurro de Navidad anticipada.
4. Cuarta vela: el Amor
Ilumina el último tramo del camino hacia el nacimiento de Jesús.
En algunos hogares y parroquias, la corona incluye también una quinta vela blanca, que se enciende la noche de Navidad para celebrar la llegada de Cristo, luz del mundo.
¿Por qué una corona?
Su forma circular, sin principio ni fin, expresa la eternidad.
El color verde simboliza la vida que no muere, incluso en pleno invierno.
Y las velas van transformando la corona en un pequeño amanecer que crece domingo a domingo.
El sentido espiritual del Domingo de Adviento
Cada domingo propone una actitud distinta, reflejada en las lecturas bíblicas:
- Vigilar
- Preparar el camino
- Alegrarse
- Acoger al Señor
Es un proceso suave, como una respiración espiritual que acompaña al creyente en su propio ritmo interior.
El Domingo de Adviento es, en resumen, una puerta que se abre cada año para recordar que la Navidad no llega solo con luces y villancicos, sino con un corazón que decide prepararse.
Una espera que no pesa: más bien acompaña, como una llama pequeña que promete un amanecer.
Si quieres, también puedo preparar una versión más corta, un post para redes sociales, o incluso un carrusel explicando cada vela del Adviento.